Esas caderas, ese cuerpecito, esa mirada, ese pelo, esa boca, esos ojos; van a ser míos.
Te lo puedes creer o no, pero serán míos, o no serán.
Y si, llámame dictador, pero créeme,te aseguro que no existe hombre en la tierra que te pueda tener donde estarás el día que seas mía; en el más grande altar de la más bella de las musas.
Lo tengo claro, entrare en batalla con el mundo si hace falta. En esa batalla donde la victoria sea un beso de esos labios.
Gonzalivsky
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