Aguantaste el chaparrón, quedando calado hasta los huesos, esperando lo que nunca iba a llegar, y aun así no aprendes; otra zancadilla a tu podre corazoncito de perro.
Otros labios, otra sonrisa, otros ojitos que traen de cabeza a este maltrecho corazón.
Cuando encontraras un poco de cariño, maldito perro.
Gonzalivsky