lunes, 16 de enero de 2012

Se sentó la madrugada

Adoro encenderme un cigarrillo a las tantas de la madrugada, ver como la llama de mi mechero, rompe con la fría noche, ver dormir a la ciudad mientras la niebla, se come poquito a poco a eso que llaman ciudad del viento.
Adoro sentir el frío en mi cara, y ver como el humo que sale de mi boca, en un espectáculo místico, se aleja susurrándome tu nombre, mientras mi ventana lagrimea desconsolada por no tenerte aquí.

Pero antes de la ultima calada, inexplicablemente y cada noche, me repito a mi mismo, que tú, solamente tú, eres y serás mi luna preferida, mi pequeña Maggie.


Gonzalivsky

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