domingo, 10 de febrero de 2013

Fui yo, el primero en olvidar

Es en mañanas como esta, mañanas de domingo sin resaca y un frío que te congela los huesos, de madrugar, libros y buena música, en las que llego a pensar realmente en las cosas; en las que yo y yo mismo, nos sentamos a hablar de nosotros.

Y hoy, como de casualidad, has aparecido tú. 
La misma que cavó una pequeña trinchera en esa cosa extraña que es mi astillado corazón, y dijo que de ahí no salía, que esa parcela le pertenecía por derecho legítimo.

¿Tiene gracia verdad?

Ahora eso ya da igual.
"Ahora es demasiado tarde, princesa"



Gonzalivsky


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