sábado, 16 de julio de 2011

Pierdo la paciencia y después la cabeza

Cada vez que veo que esos labios, propios de la más bella musa y digno trofeo del mejor de los poetas, lo besan a él*, no puedo evitar romper mi copa contra la pared, darle un puñetazo a la mesa, y darle una patada a mi maltrecho corazón. .

Losé, no soy fácil, ella más que nadie lo sabe, pero de verdad,
que me maten y me corten la lengua si quieren, porque os juro que jamás la entenderé.


*He de reconocer, que cada vez pienso en personas como él, el orgullo que me da ser como soy, yo, sin más; Gonzalivsky, crece un poquito más (no es nada personal, se lo aseguro).


Gonzalivsky


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